hoy hace exactamente 8 años

Estamos desnudos en la cama, me siento lista para entregarme, para recibirlo y se lo digo, no me siento culpable, no me siento incómoda, no tengo miedo, me siento segura, feliz, tranquila, excitada, receptiva, hasta creativa, siento que puedo vivir el momento más feliz de mi vida, estoy lista para hacer el amor por primera vez, lo veo a los ojos y se lo digo.

No puede sostener mi mirada, se nota su propia inseguridad, pero no me importa, hasta un poco de risa me da, que ternura verlo tan vulnerable y sentirme tan fuerte; ¿estás segura? – me cuestiona; lo beso y le susurro un cursi si.

Veo como ese Si lo trastorna, sus ojos me muestran la emoción que siente, su cuerpo me demuestra su excitación, sus manos me tocan con desesperación, a pesar de su experiencia parece que el primerizo es él y no yo, tiembla y esquivando mi mirada se coloca encima de mí.

- Sin condón no.

- Si, perdón voy a buscar uno.

Se levanta y me doy cuenta que nunca había visto en vivo a un hombre desnudo así de excitado, me pongo un poco nerviosa pero recuerdo toda la educación sexual con la que cuento, mientras mas tranquila estés más lo vas a disfrutar, todo es cuestión de sentirte cómoda contigo misma y con él. Sigue sin encontrarlo, que cruda es la realidad de verlo tan desnudo:

¿Seré anormal por no sentir más excitación de verlo así?; ¿será que todos los penes son así de grandes?; lo amo mucho; espero no me duela; realmente me siento hermosa; ¿y si no tiene condones?; ¿qué se sentirá tener un orgasmo?; ¿lo excitada que estoy será suficiente para que la penetración sea fácil?; nunca voy a olvidar este momento, de eso estoy segura.

Regresa a la cama y me besa, me toca, acaricia, lo beso, tiemblo, nada es como creí que sería, su erección se recupera totalmente, mira así se pone un condón, me dice; menso, le contesto, claro que se como se pone; esto no es un plátano, se ríe; su risa me pone nerviosa, me recuerda mi total inexperiencia, mi inocencia, mi ingenuidad, no se nada, tanta plática con mi mamá desde los ocho años no me va a servir de nada, es más ya se me olvido todo, aaaay creo que ya no estoy nada caliente, mejor me concentro de nuevo.

Se vuelve a acomodar encima de mi, me besa el cuello, cierro los ojos, me concentro en el calor que produce ese beso, en lo que siento por él, si, estoy segura de que lo amo y que es el momento más adecuado.

Siento una punzada de dolor que va en aumento, intento relajarme, no puedo pensar en amor, en besos, en mariposas ni en corazones, tengo que aguantar, tengo que aguantar me repito, espera no tengo que aguantar, tengo que disfrutarlo, pero para disfrutarlo tengo que pasar por este dolor.

- ¿te duele?, me pregunta.

- sisisi

- ¿me quito?

- nnno

- ¿segura?

- no sé – digo con la voz mas temblorosa, pero el ya no me escucha, está demasiado excitado, deja de moverse con lentitud, y empieza a acelerar sus besos, sus manos me estrujan el busto, me muerde los pezones, entra más y más profundo con la rapidez que le permite la estrechez y la sequedad de mi vagina. Empiezo a gritar y eso lo excita más, cree que lo estoy disfrutando, cree que grito de placer, se volvió sordo a mis palabras, no entiende lo que mi cuerpo expresa, es un animal, el dolor es cada vez peor, lo intento quitar de encima pero cree que estoy más y más caliente, no entiende nada; mis gritos de repente son opacados por los de él, se está viniendo, me jala el pelo, me muerde la barbilla tan fuerte que me saca sangre; deja de gritar, se quita de encima, se arranca el condón, y dice:

- Phew! I haven't felt that good since Archie Gemmill scored against Holland in 1978! (un millón de puntos a quién me diga de qué película es esta línea).

Se levanta, va al baño, mientras se limpia el pene (esa horrible costumbre es sólo de mexicanos, típicos machines, no aguantan ni su propio semen un minuto) me platica el hambre que tiene y me pregunta que quiero comer, no respondo, se mete de nuevo bajo las cobijas y me abraza.

- no llores – me dice con amor – se que te sientes rara pero es normal, yo te amo, y todo esta bien. – me abraza con mas fuerza, me besa el cabello, me seca las lagrimas, me limpia la gotita de sangre de mi barbilla, y se queda así hasta que dejo de llorar. – ¿ya estás mejor?

- Siii supongo, es sólo que me dolió mucho, y siento una tristeza muy profunda e inexplicable, es como si hubiera perdido algo primordial. – no podía explicar con palabras ese sentimiento de vacío, de intensa frustración. No tuve un orgasmo, no es como creí que sería, fue muy doloroso, pero creo que a él si le gusto, supongo que tengo que buscar la manera de tener un orgasmo y luego enseñarle a él, siempre va a ser así de difícil, nunca imaginé que él fuera tan egoísta, que triste estoy…

- Ven – me dice – pedimos una pizza, oímos el nuevo disco que compré ayer y te llevo a tu casa.

- Mejor llévame de una vez, en realidad no tengo hambre