viernes, 31 de octubre de 2008

de princesas y cuentos de hadas

Desde niña he adorado leer, prefería estar en la biblioteca que en cualquier otro lugar, me pasaba las horas leyendo, era ñoñísima, pero era feliz entre tanto libro, amaba leer libros de adultos y no porque fuera la super intelectual si no porque los libros para niños me mareaban tremendamente, me parecían por lo general y hablando de los tipo perrault, hermanos grimm etc, deprimentes y super fuertes, prefería leer tragedias tipo ana karenina que leer la sirenita, no solo me deprimía el que la sirenita se convirtiera en espuma y no consiguiera al príncipe si no que pasara todo el libro intentando conquistarlo siendo alguien que no era.
Jamás soñé con ser una princesa, no me llamaba la atención ser tan mensa (obvio en mis épocas las princesas de las películas eran rete idiotas y se pasaban la película entera esperando ser amadas y salvadas por un príncipe igual de menso), y no es que no fuera cursi, no, me encantaba ponerme vesitdos on olanes y guantes (cosa complicada al vivir en Cancún).
Así que cuando empecé a crecer creí estar salvada de aquel complejo en el que veía hundidas a muchas amigas, el del príncipe azul, pero no lo estaba...obvio...hasta la fecha me cuesta mucho trabajo quitarme de encima esa necesidad de ser salvada sin tener que pedir auxilio...osease lo imposible...ese querer ser princesas, vernos perfectas, ser super femeninas, ahora obvio con la suma que las princesas de ahora son super trabajadoras, independientes, pero seguimos esperando que llegue el príncipe, mate a las brujas de nuestros cuentos y nos cumplan todos nuestros deseos secretos que sabrán solo de vernos a los ojos...para así vivir felices para siempre...
Pero en los cuentos de hadas originales los finales no eran tan felices, o si lo eran sufrían muchísimo para llegar a ese final, muchas veces el príncipe resultaba un cabrón y luego las brujas tenían razón, mucha más que las princesas, o las princesas no eran tan mensas y lograban cosas mas interesantes, eso si sufrían muchísimo, pero tenían buenos momentos, y eso es más parecido a la vida creo, lo que dificulta todo siempre es cargar con complejos ridículos que ni el movimiento feminista ha podido quitarnos de encima...ahora me pregunto horrorizada.....si cargo con este complejo yo, qué cargaran las niñas de ahora que viven sus días disfrazandose de princesas, y teniendo todo un mercado princesil para ellas...continuaciones de las películas...y nada de cuentos de hadas orginales, osease puro final feliz después de encontrar al príncipe...pobres niñas!...y pobres niños cargar con la responsabilidad de salvar a toda la que se le ponga enfrente de quien sabe que y quien sabe para que...que chinga...


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo espero al principe azul, si me encantan los cuentos, las princesas y los unicornios, resultado: IM IN A HOLE!
Y respecto al post anterior, no tolero el olor de esos juegos, como tenis asqueroso DIAK, pero lo q menos tolero es estar en comiendo y q un mocoso ande saltando por todo el lugar y la madre grite como verdulera: FULANITO, NO MOLESTES A LA GENTE, VENTE A COMEEER, y siga platicando, en lugar de pararse VIEJAS FODONGAS! A veces pienso q los niños deberían estar prohíbidos en ciertos lugares.

Detective en apuros dijo...

Vestida de princesita
vino un día la huesuda
y le dijo a Pinky, cruda,
que hiciera su maletita.

"Adiós, mamá", dijo Sita,
"ya te iré yo a visitar,
nunca me voy a olvidar
de llevarte florecitas".

Miss Pinky dijo...

gracias por mi calaverita!
me encantó!